sábado, 23 de febrero de 2019

¿Qué te motiva?

La motivación, es aquella "chispa" que te impulsa a hacer aquello que te propones. Si te propones algo, pero no hay chispa que te encienda, difícilmente llegarás a la meta. La motivación es clave para alcanzar tus proyectos. En la vida, en la música, en el canto. Sea lo que sea que hagas si la motivación que tienes no es la correcta, sólo lograrás cansancio, pérdida de tiempo valioso, y frustración.

Aunque te caigas, la motivación es aquello que te impulsa a levantarte. Si tienes la motivación correcta, encuentras la esperanza para seguir así todo sea contrario.

Como cristianos, nuestra motivación, nuestra chispa, nuestro motor, debe ser el espíritu santo de Dios. Eso que nos impulsa a creer, a caminar en fe, aquello que nos ayuda a mantener el enfoque.

Cuando inicié en el canto, sólo era una niña con deseos de cantar en la iglesia. Tuve maestros agrios que se burlaban de mi en mi cara, que se reían de cómo me paraba, como abría la boca, y de la voz "media-odiosa" que salía de mí. Pasaba horas en mi casa después de clases, practicando ejercicios bizarros que me mandaban, hacía mucha investigación en internet, porque yo estaba determinada a lograr mi cometido.

A medida fueron avanzando los años, conforme fui madurando y creciendo, me di cuenta que no tenía la motivación correcta. Que estaba empeñada en lograr demostrar que si podía cantar. Lo supe desde una tarde en la iglesia, donde se suponía debía dar un "especial" junto a una hermana. Cuando comencé a cantar, veía a mi alrededor cómo se burlaban de mí, cómo la gente aguantaba las ganas de reír por lo que estaban escuchando.

Desde esa vez mis ganas por aprender a cantar menguaron. Comencé a dejar de lado los ejercicios, ya no era lo mismo. Me dejé envolver por lo que decían aquellos que consideraba como "mi motivación".

Por circunstancias externas, mi familia decidió dejar la iglesia que frecuentabamos. Ya no era una niña, ahora era una joven tratando de encajar en el mundo.

Cuando estaba por terminar mi bachillerato, una profesora quiso hacerme una prueba vocal para una obra de teatro de "semana santa". Para mi mayor sorpresa, la reacción que tuvo mi participación fue contraria a esa primera vez con el micrófono. Todos quedaron encantados con mi voz, y me hicieron fanfarrias porque lo que oyeron fué agradable. En mi desespero por encajar, me hice la idea de que había "encontrado la motivación correcta". Y por poquísimo tiempo, avance a pasos agigantados en mi carrera vocal.

Al pasar el tiempo, ya la emoción por encajar había dejado de sentirse, porque ya frecuentaba otro círculo de personas, con intereses distintos a la música, y de nuevo me sentí perdida en la música. Ya pensaba que eso no era para mí.

Hasta que por fin, después de tanto buscar, conseguí la motivación correcta, aquello que me impulsa a ser mejor cada día con CUALQUIER COSA que me proponga a hacer. Y fue "la palabra de Dios". Fuera y dentro de la música, esa fue la chispa que hizo que mi vida cobrará sentido. Eso fue lo que hizo que se me hiciera fácil aprender nuevas técnicas y nuevas artes. Y no sólo musicalmente, "EN LA VIDA". Encontré en la biblia pasajes y promesas que me hicieron sentir amada, que valía, y que no importara lo que me propusiera hacer, si lo hacía para él con todo lo que soy, lograría "TODO". Y si, leíste bien, TODO. Porque hasta los malos ratos nos ayudan a bien. Y si su palabra, su espíritu es quien nos motiva, no hay tarea difícil ni camino erróneo. Todos, absolutamente todo es posible en Dios.

A veces creemos estar motivados en algún momento de nuestras vidas. Pero entonces avanza el tiempo y comenzamos a dudar si en verdad somos hechos para eso en específico, porque dependemos de la motivación que pueden darnos nuestros semejantes, y terminamos tomando decisiones incorrectas, caminos erróneos, y hasta escogiendo relaciones tóxicas. Pero la verdad es, que cuando encontramos la motivación, la fuerza, el motor, la chispa que nos enciende, cualquier cosa la enfocamos en eso y todo nos sale bien, y lo que no nos sale, lo tomamos como impulso para seguir intentándolo.

Te invito a hacerte una autoevaluación de lo que en verdad te motiva, no sólo lo que te motiva a cantar, sino aquello que te motiva a levantarte cada día y que no importa lo que pases durante el día, no se detiene tu pasión por alcanzar lo que sea. Te invito a que identifiques que voz es la que estás oyendo, la de tu consciencia, la de la gente que te rodea, o la voz del espíritu que te dice que sí puedes, que él va contigo, y que puedes derrotar gigantes, hollar serpientes, cerrar la boca de leones...

¿Qué te está motivando a ser mejor en lo que haces?

¡Dios te bendiga!

Y recuerda: La práctica, hace al maestro...

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